No sé porqué había supuesto que las reuniones de la Causa del Eterno Amanecer se llevaban a cabo mediante un ritual arcano en un lugar recóndito. Pero no.
Accedí a acompañar a Iván a su logia. Conduje desde la Universidad hasta el barrio de Argüelles, entramos en un edificio antiguo donde la temperatura descendió notablemente. Subimos por la escalera de madera hasta el primero y un hombre salió a recibirnos. Era el bibliotecario cojo que me había conseguido el libro de Carmille días atrás. Jodidos conspiradores.
- Ya os conocéis. Pardo, este es Carlos – estreché su mano sin demasiado entusiasmo y entramos en lo que resultó la vivienda del tipo.
La profusión de libros y objetos extraños provocaba la sensación de que uno se encontrara en un bazar. Había que atravesar el pasillo prácticamente de lado temiendo quedar sepultado por un alud de letra impresa. Llegamos a un salón muy luminoso donde una mesa camilla hacia las veces de salón juntas. Sentado frente a ella un sacerdote de aspecto avejentado me clavó la mirada. Tendría unos sesenta años y el rostro curtido por la severidad.
- Padre Esteban le presento a Pardo. Ya estamos todos.
Dos ancianos y un chaval, desde luego no eran el dream team de los cazavampiros.
Nos acomodamos en torno a la mesa sobre la que reposaba un antiguo ejemplar del Tratado sobre la aparición de vampiros y revivientes, firmado por el padre Augustin Calmet. Una de las obras capitales en lo que se refiere a lucha contra el mal, me explicaron a la par que Carlos, el bibliotecario, prometió conseguirme un ejemplar.
- Así que, Pardo, has tenido constancia de su existencia- comenzó Carlos.
- Una constancia bastante peligrosa.
- Al parecer el Barón de Bouillón pretende incrementar sus huestes. No entendemos con qué propósitos.
- Verás, Pardo- terció Iván- el vampiro es un animal egoísta. No se reproduce como objeto vital. Una vez escoge un habitat prefiere mantener el equilibrio y solo convierte a nuevos vampiros si se encuentra amenazado o salvo que encuentre un ejemplar excepcional de humano. Desconocemos si la tal Isabel que te atacó es un ejemplar reciente o antiguo que ha sido convocado por el Barón.
- También podría haber emigrado porque le gusta el clima en esta época del año – afirmé. Al cura no le sentó bien la broma.
- Difícilmente un vampiro usurpa el territorio de otro sin necesidad y ahora mismo hay lugares suficientes como para no alimentarse en el mismo plato. El aumento de actividad vampírica es indicio de algo muy serio. Hemos de ponernos en marcha.- El padre Esteban me lanzó una de sus mirada.
- ¿Hemos? ¿Cuando he entrado yo a formar parte de esta timba?
- Desde el momento en que asesinaron a tu amiga Olaya.